martes, 15 de agosto de 2017

Un abrir y cerra de ojos.

Llegó el momento, llegó la hora, de nuevo sigo camuflada en el brillo de su mirada; otra vez y de nuevo retomo mi camino cíclico de mi mirada.
¿Qué es lo que tienen estos ojos que no dejan de situarme en una bobada?
El tiempo cíclico de su mirada consigue perderme en la marea de mis lagrimas, todo ocurre a lo lejos en un abrir y cerrar de ojos, continua e indistintamente; momentos que parecer perdurar  años y años que parecen desaparecer en momentos espontáneos. Mientras consigo abrir los ojos tengo la sensación de vivir en una nube de ilusiones que no dejan de perseguir mi poca valentía, quiero dejar todo atrás dando preferencia a mi bonita sonrisa sin tener que matarme a destellos por ello, sin embargo todo desaparece cuando de nuevo y una vez más dejo atrás lo valioso de mi vida.
Quizás sean momentos esporádicos que hace que todo cambie así de repente dejando una gota de agua manchada de estupendos milagros que consiguen crear la perfección de mi ser mas estupefacto.
Pequeñas sensaciones que impactan contra nuestro pecho hacen que tengamos la mente unida al corazón sin dejar paso a la razón, haciendo de nosotros seres diminutos-poco apreciables- en este enorme mundo.
Dejaremos escapar lo poco que queda, lo valioso, lo inconfundible para poder elevarnos a la verdadera felicidad llena de lluvia reconfortante, de pequeñas gotas inundando nuestro cuerpo, calando hasta nuestros adentros.
Sin más razonamientos volveremos a convertirnos en la bonita flor que algún día fuimos, dejando atrás la agonía y desesperación y así comenzando de nuevo nuestro nuevo YO.

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