Yo, que me sentía sexy ante esa belleza, ante aquel
pragmático hombre. Que hacía de mis pensamientos y pensamientos. Yo, que terminé
odiando lo que más me adormecía.
Que se nos queden las sábanas recordándonos no es lo más
acordado para mis sueños, que mi nariz se impregne de olores cálidos y sabrosos
era lo último que deseaba, y eso que ganarte la partida estaba más que hecho.
Pero no, excepto mi mano, posada en tu pecho era todo lo que
contenía aquel momento. De pie, haciéndonos el amor ante el espejo, mirándonos
a los ojos, viéndonos. Nuestros sexos contenían ganas y yo, retorciendo mis
gemidos, arañando la pared, callaba.
Todo el mundo sabe a donde voy, pero quizás tu no, hoy no. Loca
por recordarte los besos, hoy ya se esfumó, y tu olor sucio en mi interior, me
atrapa, como si se escuchara mi agonía. Te
quedaste a mi vera durmiendo, callado y en silencio, cierra los ojos y termina
imaginando todo lo que no ves, ojala yo pudiera..
Pero mírame, sin romper mi ascensor mi cama resguarda tanta
historia, que ya no espero que entiendas nada de lo que te susurré, me convertí
y aprendí de las una y millón de veces que nos perdimos. Me terminé desnudando en la intimidad, me completé de cariño
y yo que sé, él me encantó.